
VANGUARDIA DE LA HUMANIDAD
- Manuel Beltran
- 5 nov 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 7 nov 2022
En 1967, el escritor mexicano Carlos Fuentes le propuso a otros novelistas del Boom Latinoamericano contar las historias de los dictadores que han existido en la región. De esta idea surgieron obras como el Recurso del método del cubano Carpentier, El Otoño del patriarca del colombiano García Márquez, Yo el supremo del paraguayo Augusto Roa Bastos, etc. Algunos creen que el Boom Latinoamericano no constituye un movimiento con una identidad propia y unos rasgos representativos. Lo limitan a un proceso editorial, en el que estas novelas se vendieron a diestra y siniestra. El subgénero de novelas de dictadores es el mejor ejemplo para contradecir dicha teoría. Saltan a la vista las múltiples semejanzas entre la historia de cada uno de los países. No sólo es la lengua castellana, se presentan innumerables coincidencias en las costumbres y creencias, además de la historia política y las luchas sociales de la región; tanto así que algunas de estas narraciones no se basan en casos concretos, sino que mezclan la historia de varias dictaduras de distintos países, como el caso de García Márquez y Carpentier. También, todo esto genera una estética propia: el realismo mágico o lo real maravilloso. No es raro. El Boom Latinoamericano está cerca de asemejarse a un siglo de oro de cualquier nación y esa nacionalidad es la latinoamericana. Somos un solo pueblo.
Esto es lo que se vio en la visita del presidente Petro al hermano país de Venezuela, donde fue recibido con hospitalidad y fua saludado con todos los honores de su cargo como jefe de Estado. Tal y como dijo el presidente venezolano, tenemos un destino común. El presidente colombiano complementó afirmando que separar a Venezuela y Colombia es un acto anti natural. Es muy difícil distinguir entre los ciudadanos de ambos países, pues muchas veces son las mismas familias. Con Venezuela este hecho es más notorio, pues tenemos los mismos colores de bandera, la misma historia y origen, hasta los mismos próceres. Por eso el ambiente de la cumbre de los presidentes fue tan cordial y provechoso. Intentaremos señalar los aspectos que consideramos más importantes de lo expuesto por los dos jefes de Estado en su rueda de prensa.
Integración real.
Durante dos siglos la unidad de Latinoamérica ha parecido una quimera, una ficción. Sin embargo, es una necesidad cada día más notoria. Es un destino irrevocable. El problema siempre ha sido pasar de las palabras a los hechos. La integración se ha intentado a través de todo tipo de instituciones, alianzas u organizaciones. Sin embargo, todo se ha quedado, en su mayoría, en letra muerta. El problema radica en no basarse en algo más sólido como la economía. A los países latinoamericanos les falta mayor comercio entre sí, al igual que mayor número de obras de infraestructura que los una. También les falta profundizar en una estrategia común para proteger sus riquezas naturales, antes de que EEUU se presente como el salvador. El presidente Petro fue insistente en estos aspectos importantes. También propuso una red de electricidad para América del Sur. Sin infraestructura ni comercio, la unidad no es más que charlatanería. Por eso uno de los resultados del encuentro fue el retorno de Venezuela a la CAN.
Multilateralismo.
La cumbre de jefes de Estado de Colombia y Venezuela ratificó los principios de no intervención en los asuntos internos de las naciones y la promoción del mutilaterslismo. Ambos son principios históricos, propios de Latonoamérica. Hacen parte de su identidad. La mejor forma en que la región puede garantizar su independencia es respetando la soberanía ajena. Eso sí, no significa aislarse del mundo. Si bien se prima el interés nacional, se debe ser solidarios a nivel internacional. Por otra parte, Latinoamérica debe dejar de mirar al norte como bastión de la razón y la verdad. Solo así podrá reinventarse, además de nutrirse de un mundo mucho más amplio. El objetivo de los latinoamericanos no debería ser otro que convertirse en un polo de poder. Solo en el mutilateralismo podemos pasar de colonia a potencia emergente.
Unidad contra el fascismo.
El presidente Petro planteó la necesidad de una alianza entre progresistas y socialistas para contener al fascismo, desbordado por la crisis del neoliberalismo a nivel mundial. Para este objetivo, el presidente de Colombia propuso defender la democracia, como una conquista de las fuerzas populares, que consiguieron llegar al poder por la vía pacífica y del voto. Debido a la crisis generalizada del modelo neoliberal, sus defensores de extrema derecha han optado por el fascismo para mantener sus privilegios, desatando guerra y hambruna. Solo las fuerzas más contestarias y organizadas podrán dar la batalla y salvar la democracia. De este modo, los países latinoamericanos se convierten en la vanguardia de la humanidad frente a la barbarie.
Latinoamérica, faro de la humanidad.
Todos estos avances sólo son posibles, si nuestros países dan un salto adelante. Si hay un proceso de ilustración y de transformación profunda que permita el progreso. Latinoamérica tiene todas las capacidades para ser una de las zonas más prosperas del mundo. Pero debe decidirse a ser la única dueña de su destino y de su progreso. Una de las cosas que nos enseña el Boom Latinoamericano consiste en que puso a nuestra literatura en el nivel más alto. Por otra parte, Latinoamérica de consolida como una región de paz, sin guerras fraticidas, en un mundo amenazado por la guerra total. Respecto a este tema, Venezuela ha aceptado gustosa ser garante del proceso de paz.
Ahora bien, el triunfo de Lula ayudará a potenciar todos estos proyectos de integración y progreso. Con Brasil, el país más grande y fuerte de la región, los cambios parecen más seguros. El fascismo ha sido derrotado y la unidad latinoamericana está más viva que nunca. Aguardamos que se aproveche esta oportunidad inédita, en la que la inmensa mayoría de países están alineados a la izquierda.
Manuel Beltrán.
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