
NUEVA COALICIÓN
- Manuel Beltran
- 27 may 2023
- 4 Min. de lectura
Los que pensaron que el gobierno se había quedado sin coalición se equivocaron completamente. Por eso se llevaron una estruendosa derrota con la aprobación de la reforma a la salud en comisión séptima y la radicación de la reforma laboral. No conocen o no manejan el concepto de destrucción creativa, surgido a partir de la obra de Marx y de un pensador austriaco llamado Schumpeter. Este es un concepto que surge del análisis del funcionamiento del capitalismo y cómo este debe regenerarse constantemente para seguir prolongando su propia existencia. Es decir, se trata de un proceso donde se destruye para crear. Se puede observar en cada revolución industrial, en cada colección que reemplaza a la anterior, en cada nueva tecnología que vuelve obsoleta la que ya existía o en cada moda y vanguardia. Es una idea de constante transformación, de movimiento, de cambio. De igual manera, si esto se aplica al campo político del país, se puede afirmar que el gobierno no se quedó sin coalición, sino que acabó la anterior para construir una nueva, con mayor voluntad y capacidad para el cambio. Es decir, el gobierno de cambio sufrió una transformación interna para seguir modificando la realidad nacional.
No deja de ser curioso que un concepto tan revolucionario como el de la destrucción creativa tenga su origen en un sistema que se basa en la explotación. Sin embargo, se aplica perfectamente a nuestra realidad, aquí donde los conservadores, partidarios del neoliberalismo feudal, repiten sin parar que hay que "construir sobre lo construido", en una suerte de eterno retorno donde nada cambia y las cosas permanecen inmutables. Por eso la derecha pensó que había dejado al gobierno sin coalición y sin capacidad para aprobar las reformas en el congreso. Así funcionaban las cosas antes de que llegara el cambio y sus lógicas nuevas. Jamás pensaron ver a liberales, conservadores y de La U enfrentando sanciones con tal de apoyar el cambio propuesto por el gobierno de izquierda. No tuvieron en cuenta que el país había cambiado y más que una disputa de izquierda y derecha, ahora se trataba de las regiones frente al centro o el nuevo país contra el antiguo. La conclusión es que el gobierno mantuvo las mayorías en el legislativo, con una nueva coalición (más pequeña, pero más efectiva). Esta nueva coalición es la que debe concretarse para las elecciones que vienen y garantizar la gobernabilidad del gobierno Petro y ser capaz de disputar la presidencia en 2026 para continuar el cambio.
La coalición que se acabó era una mentira, un teatro mediocre de los operadores de la llamada explosión controlada. Fue el intento por adueñarse del cambio desde adentro para después desviarlo. Sin embargo, fue una patraña que nació de una necesidad real para el gobierno. No le alcanza con sus propias fuerzas para llevar a cabo las políticas transformadoras que espera el pueblo y debe moverse hábilmente para alcanzar acuerdos con sectores ajenos, pero interesados en cambiar al país. Está contradicción acabó con la aprobación de algunas reformas y el hundimiento de otras. No obstante, la caída del Contralor es la mejor muestra. No era el contralor del cambio ni del presidente. Era el contralor de eso agentes de la explosión controlada, de esa falsa coalición que solo quería maquillaje y no reformas. De hecho, para las fuerzas de un nuevo país la salida de este funcionario es una oportunidad para que llegue uno al que realmente le importe destruir el viejo régimen de corrupción y construir un país honesto. El pueblo saludaría que la Nueva Coalición sea capaz de elegir a una persona decente, aunque no tenga los votos de la extrema derecha como pasó con el anterior, que solo venía a encubrir a los de siempre. El cambio real es que todo lo que tenga que ser renovado se transforme en algo nuevo. Así que se vuelven a equivocar los que creen que la decisión del Consejo de Estado sobre la Contraloría es una derrota para el ejecutivo. Nada más alejado de la realidad.
Ahora, la derecha subestima más de la cuenta a la izquierda para las próximas elecciones. Confía en aislarla y arrastrar al centro al ala opositora, para propinarle una derrota electoral al proceso de cambio. Los derechistas están convencidos de que la ruptura de la anterior coalición se extenderá hasta las urnas en este 2023. Además, creen contar con otra ventaja y es el poco reconocimiento público de los candidatos del Pacto Histórico, especialmente en las regiones. Por su parte, la derecha cuenta con toda la maquinaria política y los medios de comunicación. Sin embargo, se han creído sus propias mentiras. La Nueva Coalición, que ha nacido en medio del durísimo trámite legislativo, echa por los suelos estos planes arrogantes. Esta nueva coalición ha logrado integrar a sectores de centro e, incluso, de derecha a los procesos de transformación. Además, lo ha hecho desde dinámicas estructurales, como el apoyo de los representantes a iniciativas que benefician a sus regiones. Por otra parte, la Nueva Coalición también le aporta a las fuerzas de cambio a contrarrestar su debilidad en cuanto a la maquinaria que se necesita para una elecciones regionales. En este punto hay que ser pragmático y no caer en sectarismo ni actitudes panfletarias. Es una estrategia que trae beneficio en doble vía. Por un lado se refuerza la mayoría parlamentaria encargada de aprobar las reformas y, por el otro, se frena el avance de la extrema derecha, que necesita de una victoria en estas elecciones regionales. La Nueva Coalición de centro izquierda debe frenar esta amenaza.
El pueblo no puede conformarse con el embeleco del primer gobierno de izquierda, deber ir más allá. Para eso debe cambiar el país en todos sus niveles y eso incluye sectores de derecha y centro que quieran sacar al país del modelo neoliberal. Es imprescindible ganar las elecciones regionales. El siguiente paso en el concepto de destrucción creativa es el poder destruir lo viejo para crear algo completamente nuevo, que vaya más allá de la mera reproducción del sistema. Es decir, no se trata de cambiar para que todo siga igual. Esta idea está más cercana a Bakunin, pero en sí aplica para cualquier modelo de revolución o transformación profunda de una sociedad. Para ser un agente del cambio no hay que tenerle a este y se debe estar preparado para enfrentar los obstáculos, siendo capaz de adaptarse a las exigencias que requiera dicha nueva evolución.
Manuel Beltrán.
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