
GOLPE CANTADO
- Manuel Beltran
- 13 may 2023
- 5 Min. de lectura
La derecha en Colombia ha confesado sus verdaderas intenciones, que no son otras que derrocar al presidente Petro e imponer una dictadura fascista. Como en Colombia siempre han gobernado los mismos, solo hubo un golpe de Estado durante el siglo XX, y en verdad fue más una entrega voluntaria de la oligarquía para que el general Rojas Pinilla controlara el país a sangre y fuego, después del magnicidio contra Gaitán y la locura reaccionaria de Laureano Gómez. Así que se debe analizar otros ejemplos en nuestra región, en la que existen tantas cosas en común. Quizá, el caso más emblemático sea el de Salvador Allende. Para este análisis, puede ser pertinente abordarlo desde un diario de 1973, que se publicó hace poco tiempo y cuenta la visión de una niña sobre la defenestración de Allende. Su nombre es El Diario de Francisca, una niña de 12 años que empezó a escribir sus vivencias después de unos problemas de salud y que se inspiró en Ana Frank, a la que había conocido hacía poco en el colegio. Durante la fecha del golpe encabezado por Pinochet, Francisca realiza una crónica inocente y a la vez descarnada de los sucesos. Con un lenguaje directo y unas oraciones cortas y precisas, contó la desgracia que empezó para el pueblo chileno.
En la primera parte del diario queda claro que el golpe contra Allende venía preparándose con antelación. Se camufló a través de un supuesto malestar popular, pues la oligarquía chilena y la CIA fueron capaces de poner al pueblo chileno contra el propio gobierno popular. Lo mismo que se intenta día y noche contra Petro en la actualidad. Luego, tras estas manifestaciones supuestamente espontáneas y civiles, vino el alzamiento militar de Pinochet. En Colombia han empezado con las reservas, con el propósito de desencadenar una espiral golpista en las FFMM activas. Al principio, el pueblo chileno no comprendía bien lo que estaba pasando. Pero con los disparos a ciudadanos que se manifestaban en contra del golpe y el bombardeo al palacio de La Moneda todo quedó muy claro. Los militares dictaron sus decretos que acababan cualquier garantía constitucional, imponían toque de queda y una junta militar por la que nadie había votado. Francisca cuenta en su diario que los medios de comunicación chilenos no pasaban información al respecto. Hacían parte de la conspiración. Lo mismo pasa hoy en Colombia; los medios son cómplices del golpe cantado. Francisca se informó por la radio argentina junto a su familia. Allí se enteró que Salvador Allende estaba muerto y que habían asesinado a muchos de sus simpatizantes. Luego, Chile se hundió en la persecución contra los socialistas de la UP y en la crisis económica. Francisca cuenta que se extendió el hambre por los elevados precios, provocada por la junta militar. Esto es lo que algunos quieren para nuestro país.
Ahora, se debe analizar con mayor detenimiento los componentes de este plan contra la voluntad popular expresada en las urnas en 2022.
Un fiscal activista:
La Constitución ordena que la fiscalía suministre información al gobierno sobre casos que impliquen alguna relevancia para el orden público. La Constitución también prevee que el jefe de Estado sea la máxima autoridad administrativa. No es cierto entonces que el fiscal esté por encima del bien y del mal. Mucho menos es real que el fiscal esté por encima del presidente, como algunos de la derecha sugieren.
Lo que se refleja aquí es el deseo de desconocer el triunfo del pueblo en las urnas. Y no es el primer caso. Desde que intentaron obstruir la salida de la espada de Bolívar en la posesión del 7 de agosto, ha existido la intención perversa de desconocer las funciones presidenciales. Por ejemplo, pasó en la junta directiva de Ecopetrol, en la Federación de Cafeteros, en algunos ministerios. En estos casos anteriores, es notorio que se trata de la antigua burocracia que busca no perder sus privilegios. Pero en el caso del fiscal, que va de salida, hay algo más profundo de lo que se contempla a simple vista. Las alusiones directas al hijo y al hermano del presidente parecen contener una segunda intención no tan velada y que coincide perfectamente con las amenazas golpistas de la extrema derecha. Cabe preguntarse si la reacción desmedida del fiscal oculta la pretención de armar un entramado judicial que justifique el derrocamiento de un gobierno democrático.
Medios de propaganda y desinformación:
La punta de lanza de este golpe la conforman los medios privados de comunicación, al servicio de los intereses de los hombres más poderosos del país. Los medios son los que llevan cerca de 9 meses inventando todo tipo de rumores, noticias falsas y tergiversaciones en contra del cambio en Colombia. Son los encargados de promover la ideología neoliberal que tanto ha beneficiado a sus propietarios. Además, han dado publicidad a los representantes de esa extrema derecha, que ya se quitó la máscara de "demócrata" y ahora amenaza directamente con acciones sediciosas y fuera de la ley. Pero a los medios no les basta todo este tipo de jugadas sucias. Después de cometer estos actos, se victimizan cada vez que son desmentidos. Pretenden imponer una verdad única, la de ellos, que nadie los contradiga como en el pasado. Son los medios los que violentan y censuran la libertad de expresión de los que no piensan como ellos. Todo el que apoye al gobierno o por lo menos no lo rechace será tachado de radical, fanático y pagado por el ejecutivo. No existe ninguna imparcialidad de parte de los medios. Desde antes de las eleccione, ya eran oposición a la transformación del país.
Los primos de Mancuso:
Justo cuando los agentes de la extrema derecha amenazaban al país con descabezar a la República, Mancuso contaba los vínculos de estos con el paramilitarismo. Entre las FFMM y los paramilitares se llamaban primos y fueron capaces de elegir congreso y reelegir a un presidente. Más allá de los nombres, lo que amenaza al país es la barbarie del pasado, de las fosas comunes, de los hornos crematorios, de los desaparecidos. Un pasado que se niega a morir y quiere seguir matando. Los enemigos del cambio no son demócratas, son fascistas. Al peor estilo nazi culpan a los demás por sus propios crímenes. Acusan al gobierno popular de querer perpetuarse en el poder y volverse una dictadura. Pero son ellos los que planean un golpe de Estado para imponer un gobierno de facto y cercenar la voluntad del pueblo. El gobierno debe estar alerta. El pueblo debe estar alerta. Ya están notificados. Hay que multiplicar la movilización popular y hay que afinar la inteligencia. Son los mismos que ayudaron a los golpes de Estado en Venezuela, Bolivia y Perú. Son los mismos que acabaron con el presidente de Haití.
Manuel Beltrán
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