
LECCIONES DE UNA TRAICIÓN
- Manuel Beltran
- 25 mar 2023
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 26 mar 2023
En el devenir de la humanidad han habido traiciones emblemáticas, como la del beso de Judas a Jesús o cuando Julio César era asesinado y reconocía a su protegido Bruto entre los complotados. Lo que ha hecho el Congreso de la República y su ala reaccionaria con la reforma política ha sido una traición canalla contra el pueblo que eligió el cambio en todos los niveles de la vida pública y social. La propuesta inicial del gobierno de cambio fue truncada con saña por parte de la política tradicional y de aquellos que se autodenominan alternativos; es decir, uribistas y tibios. Luego, fue sacrificada por aquellos que no la quisieron defender y solo buscaron lavarse las manos como bancada del Pacto Histórico. La iniciativa original planteaba empoderar a las bases populares frente a los políticos de siempre y a los influenciadores de los medios, mediante la lista cerrada, que también sería paritaria. También buscaba la financiación totalmente pública, para evitar que los legisladores colombianos estuviesen al servicio de monopolios y banqueros, en vez de ser leales a la República. Por otro lado, intentaba poner límite a la reelección de congresistas (les permitía un máximo de tres períodos). Otro aspecto importante es que eliminaba la persecución política de la Procuraduría. Todos estos aspectos son objetivos del plan de gobierno que ganó en las urnas. En otras palabras, estos elementos hacen parte del mandato popular de 2022. Pero se burlaron de esto. Los enemigos de la reforma fueron incluyendo artículos indefendibles, que sus compinches denunciaban en los medios comprados y así poner a la opinión pública en contra de la iniciativa. Por su parte, la bancada del Pacto Histórico no dio la pelea, no defendió la reforma; se quedó observando mientras la destruían. De hecho, algunos fueron cómplices por omisión y otros, por acción.
Ahora bien, esta historia no debe ser un motivo para echarse a llorar sobre la leche derramada ni para abandonar la apuesta por el cambio. Este suceso nos debe llevar a reflexionar sobre los errores cometidos; aprender para no volver a caer en las trampas. Además, es una oportunidad para analizar el rumbo político que va tomando el país y para entender cómo se da y dirime el pulso de las distintas fuerzas en disputa. Esto es importante porque el proceso de cambio no debe avanzar a ciegas, sino apegarse a una estrategia. Primero, miremos el método de sabotaje y cómo se llevó a cabo. La reforma política había superado la primera vuelta en el congreso, es decir, 4 debates y le faltaban otros 4 para ser aprobada. Sin embargo, ese quinto debate nunca se dio, la propuesta fue destruida y la discusión fue doblegada por el autoritarismo de la derecha. En esa primera vuelta legislativa, la propuesta había avanzada porque la derecha y lo que se conoce como tibios no encontraron una justificación que pudiera servir para acabar con la reforma. Fracasaron una y otra vez porque era evidente que solo estaban pensando en sus intereses personales. Por ejemplo, era claro que se oponían a la financiación pública porque querían seguir recibiendo dinero de lobbistas. Saltaba a la vista que no querían listas cerradas porque no deseaban perder el protagonismo y la ventaja que los medios y redes sociales les brindan sobre las bases populares. Al darse cuenta que dar el debate de frente no les iba a funcionar, decidieron emplear el juego sucio. Introdujeron artículos con los que nadie estaría de acuerdo, luego salieron a denunciarlos y luego rompieron literalmente la reforma, como siempre lo habían querido. Muchos que dicen apoyar al gobierno cayeron en la trampa y otros (especialmente influencers progres que odian las listas cerradas) se sumaron a esta tramoya con poses de indignación barata.
La política tradicional volvió a salirse con la suya, pero esta vez contó con muchos que se presentan como "alternativos". La pregunta es: ¿por qué no eliminaron los supuestos micos en ese quinto debate, sino que hundieron toda la reforma sin intentar defender los aspectos positivos? Es evidente que no les interesaba aprobar la reforma. La intención siempre fue sepultarla bajo cualquier excusa y así lo hicieron. Los principales culpables son los ponentes que, no solo volvieron a introducir los artículos que ya se habían eliminado en el debate anterior, sino que abandonaron la reforma. No se presentaron a la comisión primera a defenderla, la hundieron. Luego, salieron a lavarse las manos, a culparse entre ellos, a lanzar mentiras contra el presidente de la República y a romper la reforma, como tanto habían deseado. En cuanto a sus compinches tibios, posaron como denunciantes. Muy coordinados, salían a "denunciar" los supuestos micos. Los medios amplificaron la falsedad y la conspiración se completó con todos estos personajes en el mismo coro en el que pedían que otra vez la politiquería se quedara intacta, sin reformarse. También ayudaron los influencers que dicen ser progresistas y quieren listas abiertas para pasar por encima de las bases. Todo este paquete de oportunistas conforman la verdadera oposición, desde los politiqueros de siempre hasta los tibios y falsos alternativos. El objetivo es claro: poner a propios y extraños contra el gobierno popular. El presidente supo actuar a tiempo y retirarle su apoyo a la reforma que se tramitaba. Así le dañó la fiesta a la oposición. El gobierno deberá seguir intentándolo en lo que resta del periodo presidencial.
Por fortuna, podemos aprender de una reforma que se puede volver a presentar. Si esto hubiese ocurrido con una iniciativa como la de salud o de pensiones, el impacto sería mayor. Esto es lo que buscan los opositores al gobierno popular. Hay que aprender de esta experiencia, porque van a volver a utilizar la misma estrategia. Por eso presentaron reformas a la salud alternas, para mezclarlas y hundir el proyecto de ley, después de generar el rechazo de la opinión pública a punta de mentiras y micos que introducen y denuncian ellos mismos. Sin embargo, hay algo más de fondo, que no debe ser ignorado. El gobierno elegido por el pueblo no se enfrenta solamente a una oposición de derechas; sino que está tratando con la oposición de todo un régimen que no quiere terminarse y utiliza todos sus pilares en los que se sostiene, desde la extrema derecha, pasando por el falso centro, hasta la izquierda de panfleto. A medida que el cambio avanza sienten menos vergüenza al presentarse unidos contra las reformas. Ya no fingen representar posiciones distintas. Por supuesto, esto ocasiona que no tengan nada para ofrecerle al país. Esta circunstancia requiere mayor compromiso y trabajo por las reformas, que el pueblo no se deje engañar tan fácil, que la bancada del Pacto Histórico trabaje más, que el gobierno vaya retirando su confianza de los oportunistas. Y en especial, dar la pelea por las reformas, no permitir que sean destruidas por el odio y la ambición. Solo así es posible que el viejo régimen quede en el pasado y los saboteadores del cambio no se salgan con la suya.
Manuel Beltrán.
Todos los artículos que leo son interesantes y con una verdad sobre la coyuntura actual de este país carcomido por la corrupción, decidia y delincuencia.