
LA PAZ TOTAL DEBE SER VELOZ
- Manuel Beltran
- 4 sept 2022
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La Paz Total debe ser veloz para evitar las conspiraciones de los promotores de la guerra. No se puede repetir el error del gobierno de Santos, que llevó a cabo un proceso de paz casi interminable, en el que los enemigos de la reconciliación tuvieron todo el tiempo para minar el camino. Por otro lado, los procesos de paz que se dispone a empezar el gobierno de Petro deben ser rápidos para consolidar el propio devenir de las transformaciones que ha propuesto el presidente. En esta columna se analizan varios aspectos que demuestran la importancia de que la paz llegue lo más pronto posible.
La Paz Total debe ser rauda para evitar que sus enemigos se organicen y lancen toda suerte de ataques en su contra. El país ya sabe que los apologistas de la guerra son capaces de cualquier cosa con tal de impedir que esta se acabe. Están dispuestos a llevar a cabo la estrategia que sea para emular lo que hicieron en el plebiscito de 2016. Colombia no puede darse el lujo de repetir esa historia, pues le ha costado otros 6 años de desangre fratricida.
Otra razón por la que la Paz Total debe tener un paso ligero consiste en parar la matazón. Desde la firma del proceso de paz anterior, la nación no ha parado de contar masacres. Este ha sido el método más usado por los opositores de la paz a lo largo de la historia. Exacerban la violencia hasta extremos demenciales, para arrastrar a todo el país a la barbarie de la confrontación general y así gobernar en ese valle de tormentos.
Pero la Paz Total no se limita a culminar con la lucha armada. El principal objetivo es cambiar de forma estructural la realidad del país a nivel económico, político y social. La Paz Total es un camino a la reconciliación y a la transformación del Estado nación. De hecho, es la posibilidad de que Colombia alcance muchos objetivos históricos, pospuestos por la sin razón de la guerra. Para un gobierno que le apuesta al cambio profundo de la sociedad, es un mar de oportunidades, especialmente en lo que se refiere al tiempo. La paz puede permitir que los cambios estructurales se hagan con mayor premura. Se pueden abordar algunos ejemplos.
La Paz Total permite consolidar el Estado nación, pues este ejecutivo parece decidido a llegar a esas zonas del país donde nunca han hecho presencia otros gobiernos. No es casualidad. Las zonas más apartadas del centro fueron las que ayudaron a consolidar la victoria de Gustavo Petro, así como apoyaron el SÍ en el plebiscito. La paz le permite a estas regiones librarse del yugo de la guerra y progresar. A su vez, el Estado nación se fortalece al contar con la vitalidad de cada uno de sus municipios contribuyendo al desarrollo del país. La paz abre la posibilidad de que estas comunidades salgan del olvido y se conviertan en protagonistas.
En este mismo sentido, la reconciliación se convierte en el chance para conseguir la descentralización del país, que por dos siglos no se ha podido concretar. De allí que el planteamiento regional de los procesos de paz, por parte del presidente de la República, sea totalmente pertinente. La Paz Total no se puede alcanzar sin la participación activa de las comunidades que tanto la necesitan. No puede ser una imposición desde Bogotá, ni estar sometida al capricho de quines no sufren los embates de la confrontación.
Otra esperanza que se puede abordar es la de resolver el flagelo del narcotráfico. La Paz Total permite abordar de forma decidida esta problemática para que Colombia no siga poniendo muertos. En vez de permitir más víctimas en nombre de la inútil guerra contra las drogas, el país debe tomar el monopolio de estas economías para controlarlas y ponerlas al servicio de la sociedad. La paz permite la legalización y esta, a su vez, posibilita la concreción de la armonía nacional. La Paz Total posibilita que el Estado trabaje de la mano del pueblo para superar estos problemas, en vez de perseguirlo. Se dará, por ejemplo, mayor peso a la sustitución voluntaria de cultivos.
Otro de los beneficios que trae la paz para el país y la posibilidad de cambio reside en la oportunidad de que el Estado al fin se ocupe de aspectos que siempre ha dejado en el abandono. Sin la presencia de tantos grupos armados, se podrá combatir con mayor eficacia a las bandas de delincuencia y así los colombianos vivirán más seguros. También se empleará en inversión social y desarrollo grandes cantidades de dinero que en la actualidad de emplean para la muerte.
Como puede verse, la paz es el destino y el camino por recorrer. Pero va mucho más allá del silencio de los fusiles. La Paz es el cambio estructural de la sociedad colombiana y, a la vez, es el camino para alcanzar los cambios propuestos. Por eso, el gobierno del cambio y la Paz Total debe aprovechar cada segundo y ser lo más ágil posible. Su éxito depende del buen uso que haga del tiempo.
Manuel Beltrán.
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