
LA LUNA DE MIEL VA PARA LARGO.
- Manuel Beltran
- 19 nov 2022
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 19 nov 2022
El gobierno ha conseguido consolidarse y salir fortalecido después de los primeros 100 días de gestión, gracias a que cumplió su promesa de cambio y empezó a toda marcha con su implementación. Ya lo decía Maquiavelo en El Príncipe, no hay nada más inestable que un nuevo régimen; los cambios son un arma de doble filo que se debe manejar con sabiduría. La derecha sabía de esta vulnerabilidad al principio de toda administración, así que empleó todas las artimañas que pudo, a través de su poder mediático, para intentar acorralar al presidente Petro desde las primeras de cambio. Sin embargo, el mandatario sorteó con maestría las vicisitudes de estas primeras jornadas y salió airoso, con un apoyo mayoritario de la población. Claro, ha contado con una oposición poco inteligente. Aunque esto también es virtud del jefe de Estado. Ha dejado sin argumentos y sin razones válidas a los que quieren torpedear su presidencia. No les ha quedado de otra que recurrir a chismes, noticias falsas, muy mal montadas, además de una falsa indignación por asuntos irrelevantes, que nadie puede creer.
La metáfora de la luna de miel es bastante contundente. Nada mejor para explicar ese período, al inicio, en el que un gobierno se consolida o no. Si los esposos viven un momento de gozo, que los lleva a una nueva etapa de la vida, donde evolucionan como personas, el matrimonio empieza de la mejor manera y se abre un futuro prometedor. Lo mismo aplica para un gobierno. Si en los primeros días de su mandato logra trazar un rumbo definido, con apoyo de la población, podrá sacar adelante la mayoría de sus principales iniciativas. Por el contrario, ese gobierno que empieza mal, sin norte, de espaldas al pueblo en los primeros meses, no logra revertir esta situación y ve enredados muchos de sus objetivos. Pensemos en Duque. Desde el principio fue un ejecutivo nefasto, anti popular y totalmente ineficiente. En los primeros 100 días ya tenía a la inmensa mayoría de la ciudadanía en contra y, desde allí, se le empezó a denominar como subgobierno. La diferencia en el caso del presidente Petro es notoria. Con una ventaja de más de 20 puntos sobre su predecesor, en los primeros días del actual gobierno, cuenta con una aprobación de más del 60%. Esto le ha permitido sacar adelante una serie de cambios difíciles, como la reforma tributaria o la Paz Total, y pensar a futuro en otros (reforma política, pensional y a la salud).
La estrategia de la derecha consistió, en un primer término, en esperar a que el presidente no cumpliera sus promesas de campaña sobre el cambio. Los sectores tradicionales pensaron que sería un mandatario más, que terminaría acoplándose a lo de siempre. Sin embargo, la reforma tributaria, el reinicio de las relaciones diplomáticas con Venezuela, entre muchas otras medidas, fueron señal inequívoca de que la transformación del país iba en serio. Entonces, la derecha cambió de método. Quiso trocar las reformas estructurales por unos temas secundarios, que se mostraban como la prioridad a la fuerza. En vez de los impuestos a los más poderosos o el marco jurídico de la Paz Total, querían poner el salario de los congresistas o el impuesto a las iglesias como las prioridades, cuando estas cuestiones nunca fueron iniciativas ni propósitos del gobierno. Una vez se ha frustrado este nuevo mecanismo, se le acusa al ejecutivo nacional de implementar medidas dictatoriales y anti democráticas. La derecha, como el buen ladrón, juzga por sus propias condiciones. La verdad es que todo se ha hecho en el marco de la democracia y la institucionalidad.
Bien lo dijo el jefe de Estado en su momento, es mejor que critiquen por implementar el cambio, que por no hacerlo. Cumplirle al pueblo es la mejor manera de ganarse su respaldo y un gobierno que tiene un fuerte apoyo popular es sólido y tiene capacidad de acción. A su vez, se ha dado una instauración racional de un nuevo modelo de país. Si volvemos al texto de Maquiavelo, veremos que el cambio de régimen puede traer medidas que pongan a la población en contra de la transformación y añore volver al pasado. El presidente ha sido muy hábil para evitar que los cambios sean extremadamente bruscos para poner al grueso de la opinión pública en contra. De esta manera, se ha evitado caer en dogmatismos panfletarios, que sólo provocarían el retorno al pasado. Esto produce a su vez que aparezcan voces de supuesta izquierda radical, quejándose porque los cambios no son suficientes. Este ha sido otro tipo de oposición que se ha visto, mucho más taimada y que simula ser más contestaria que el gobierno. Sin embargo, el mandatario ha vencido estas jugadas con solvencia. En consecuencia, los cambios avanzan seguros, al ritmo necesario.
La transformación del país marcha a paso tan firme, que la construcción de un gobierno popular toma cada día más fuerza. Las marchas a nivel nacional a favor del ejecutivo así lo comprueban. Fueron un éxito rotundo, aunque los medios hayan intentado minimizarlas. En las calles de todas las ciudades, se vieron a miles de colombianos respaldar al gobierno y sus iniciativas de cambio. Jamás en la historia del país se había visto al pueblo manifestar en las calles su respaldo a los gobernantes de turno. Antes, a los 100 días, el país solía estar aterrado por los desmanes y traiciones de las administraciones de la derecha. Ahora, el pueblo salió a festejar que le han cumplido las promesas hechas. Otro logro de las marchas es que no se le entrega la calle a la extrema derecha. Las bases estarán vigilantes ante cualquier amenaza golpista. Además, queda claro que el sabotaje a las reformas no es tolerado ni aplaudido por la población. Otra meta alcanzada es que, en ciudades donde Petro no ganó en segunda vuelta, también salieron masivamente a expresar su respaldo. El presidente ha conseguido cortejar y sumar a otros sectores. La mejor muestra de que las marchas fueron un éxito consiste en que la esposa de Rodolfo Hernández, rival de Petro en el balotaje, marchó a favor del actual mandatario.
Por otra parte, el desempeño de la oposición ha sido nefasto, lo que contribuye a que la luna de miel siga vigente. Los opositores al gobierno del cambio en Colombia no han hecho otra cosa que mentir sistemáticamente para tratar de torpedear la gestión de Petro. Sin embargo, han sido mentiras tan forzadas, que se han caído una por una, de manera que al final el ejecutivo ha salido fortalecido de estos actos desesperados. Tampoco son creíbles las poses de "indignados" que han asumido los que siempre se mostraron indiferentes ante los padecimientos de la mayoría de los colombianos. Ahora se quejan por cualquier tontería o trivialidad, porque no tienen nada para aportarle al país. En definitiva, la oposición ejerce la hipocresía de principio a fin. Antes, los actuales opositores repudiaban las marchas; las catalogaban como vandalismo. Pero ahora las promueven. Incluso, bloquean calles, pese a que decían en el pasado que esto era un delito imperdonable. En definitiva, la oposición no pudo contener al gobierno, sino que se ha convertido en uno de los factores que fortalecen al mismo Petro.
El gobierno de cambio empezó pisando fuerte, lo cual es una buena noticia para la nación colombiana que estaba tan urgida de una alternativa real a tantos años de amarguras y sufrimientos. Sin embargo, queda todo por hacer. El camino apenas empieza. El gobierno de cambio deberá ir afinando sus estrategias. La bancada deberá mostrar mayor compromiso y los ciudadanos tendrán que estar más activos. Se vienen luchas muy importantes. Lo más seguro es que sean batallas más difíciles que las que se han librado hasta ahora. Se viene el desmonte del modelo neoliberal por completo, en sus raíces principales: la Ley 100 y la Ley 30. El gobierno emprenderá las reformas al sistema pensional, al de salud, al modelo laboral y educativo. Todos estos sectores están en crisis por la decadencia neoliberal. Estos son derechos que han sido conculcados o convertidos en negocios privados, que resultan ser subsidiados por el Estado. El gobierno de cambio tiene la meta de restaurar los derechos, a la vez que crea un país más justo y próspero. Hay que sortear estas batallas, a diario, para que las reformas sean aprobadas como la tributaria.
Nota: También está en juego la reforma política, que ya recibe toda suerte de ataques y mentiras en su contra. En este flanco, también hay que batallar.
Manuel Beltrán.
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