
LA EXPLOSIÓN DESCONTROLADA
- Manuel Beltran
- 12 may 2024
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 13 may 2024
Así como la infiltración de la oligarquía para adueñarse del gobierno del cambio fue contrarrestada por lo que denominamos la estrategia popular de "La Telaraña" (en la que cada uno de los taimados ha sido puesto en evidencia); la increíble desigualdad de poder entre los que han gobernado siempre y los que lo hacen por primera vez ha sido compensada por la capacidad de usar la inmensa fuerza del adversario en contra de sí mismo. ¿Cómo es posible que el antiguo régimen esté contra las cuerdas, cuando aún ostenta el poder económico, mediático y político de la oligarquía de toda la vida? ¿Cómo es posible que el gobierno popular haya resistido, pese a todas las conspiraciones en su contra, si carece aún del dominio de todos los resortes del verdadero poder?
En términos políticos, se puede dar el nombre de Explosión Descontrolada, si se hace referencia al proyecto fracasado de la derecha liberal de la tal "explosión controlada", que no era más que la cooptación del ejecutivo nacional y la pérdida de apoyo popular ante la traición de las promesas. El cómo se puede entender a través de las artes marciales que usan la fuerza del adversario como defensa y ataque. El Judo es un gran ejemplo. Este arte marcial de origen japonés tiene un significado que se asocia a la gentileza, pues busca el equilibrio necesario para convertir la fuerza del agresor, a través del concepto de no resistencia, en una manera de contragolpear y avanzar hacia la victoria. En términos prácticos, sucede cuando las estrategias de la derecha se vuelven en su contra, como si fuese el pivote de una puerta que impide derribarla, además de ser capaz de devolver los golpes como un búmeran; un ejemplo, son los innumerables montajes que se han caído junto a la credibilidad de una derecha que posee todos los medios privados de comunicación.
Una vez quedó plenamente confirmado que el gobierno popular no venía simplemente a administrar el antiguo régimen, sino que venía a dejarlo en el pasado, la arrogante oligarquía fue renunciando a su idea original de una explosión controlada, como si la presidencia de Petro fuera un virus que al fin pasaría. Al insistir honestamente en las reformas, el gobierno del cambio llevó a la oligarquía a buscar caminos alternos para impedirlas, incluso el derrocamiento del presidente elegido democráticamente en las urnas. Los enemigos del cambio empezaron así una serie de acciones destinadas a impedir las transformaciones y a desestabilizar el gobierno. A medida que estas acciones fracasaron, muchos derechistas se radicalizaron y tomaron la vía golpista sin tapujos. Lo primero que hay que decir es que el golpe desatado no tiene nada de blando, al final los fascistas ya están pidiendo y amenazando con un golpe con intervención de las FFMM; de hecho, desde el principio han utilizado a militares en retiro para atacar al ejecutivo nacional. Sin embargo, hay que decirlo, estas tretas no han sido capaces de descarrilar el proceso de cambio, al contrario, lo han terminado de impulsar.
Veamos algunos ejemplos. La reforma a la salud no solo acabó con la falsa primera coalición, que montó la oligarquía al principio del periodo para que el congreso se impusiera sobre el ejecutivo, aprobando solo cambios cosméticos. La reforma a la salud dio origen a la nueva coalición, más pequeña, pero más efectiva y más cercana a los intereses del pueblo. Luego, vino el bloqueo para frenar las reformas. Quisieron convertir el congreso en el bastión de la contrarrevolución. Pero esto solo abrió paso al proceso Constituyente y, de hecho, tampoco pudo frenar del todo las reformas. Entonces, los sectores que representan al pasado quisieron usar la calle, mediante la desinformación y otras tácticas para presionar al legislativo con el fin de que frenara los cambios y empezara un juicio político. La respuesta del pueblo el 1 de mayo fue contundente; miles de personas marcharon para respaldar al gobierno del pueblo y condenar los planes golpistas. Ese día la explosión controlada acabó de naufragar. La derecha no pudo tumbar o frenar al presidente, pero sí despertó al pueblo, que tiene la plena convicción de defender lo que eligió en las elecciones.
El antiguo régimen se encuentra en un callejón sin salida: para destruir al presidente debe derribar su propio sistema, que ha construido a través de siglos de dominación inmisericorde. Aunque se presente más amenazante contra el proceso de cambio, a su vez, termina impulsándolo. Esto es lo que explica que la derecha haya decidido incendiar el congreso de la República, especialmente el senado, que había sido su bastión opositor, para intentar frenar las reformas y seguir impulsando el mal llamado juicio político contra el presidente, que no es otra cosa que la fase final del golpe de Estado. La acusación es demencial y completamente absurda. El presidente del senado ha sido el más duro contradictor que ha tenido el gobierno del cambio, mediante el sabotaje constante para torpedear el trámite de las reformas, romper el quórum y levantar las sesiones de forma abusiva. Aún así, la derecha no tiene reparos en sacrificarlo, a pesar de que hace unas escasas semanas lo graduaba de héroe y jefe de la oposición. Esta ficción inverosímil no pudo avanzar debido a su descomunal desfachatez. Si bien hubo corrupción en la UNGRD, el dinero no se fue para comprar las reformas, sino para los intereses particulares de clanes politiqueros en las elecciones regionales de 2023, cosa que al fin la justicia terminará demostrando.
Otro caso interesante de analizar es el del Partido Verde y el Partido Liberal. El interés por dejar al presidente sin coalición alguna, para poderlo sacar del poder mediante el golpe llamado juicio político, es más que evidente. Para ello, el antiguo régimen ha decidido atacar a estos dos partidos para separarlos del bloque del Pacto Histórico y crear la división necesaria para el derrocamiento del gobierno. Sin embargo, esto no tuvo el resultado esperado. En el Partido Verde, la cacería de brujas resultó con la derrota del ala derechista y la victoria definitiva de los que han respaldado al presidente. Los llamados tibios se quedaron divididos, con una candidata sin partido. Algo similar podría pasar con el Partido Liberal, donde se involucró al presidente de la Cámara de Representantes en el montaje para frenar las reformas y evitar la caída de César Gaviria de la jefatura de los liberales. En ese escenario, la coalición del gobierno popular se vería reforzada, contrario a lo que pensaron sus enemigos. Entre más patalea el antiguo régimen, más se hunde en las arenas movedizas del porvenir. Querían paralizar al gobierno con el almizcle nauseabundo de la tibieza, pero son ellos los que se hunden en medio de la contradicción del antiguo régimen y el nuevo país, el motor de la historia que los deja en el pasado por más que quieran evitarlo.
Manuel Beltrán
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