
GUERRA ECONÓMICA
- Manuel Beltran
- 7 ene 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 9 ene 2023
No hay revolución que no tenga que enfrentar una guerra económica por parte de las élites dominantes en contra del pueblo. El caso colombiano no será la excepción. De hecho, en el país neogranadino esta agresión contra las finanzas de los ciudadanos ha empezado desde antes de la elección presidencial, como una herramienta de control social y escarmiento para una población cada día más libre y contestaria. La guerra empezó antes de la pandemia, con la primera reforma tributaria y antipopular de Duque, que consistía en quitarle a los más humildes para dárselo a los más poderosos. El sistema ya no tiene forma de autosustentarse, si no es por el pillaje abierto y descarado. Desde entonces, los sectores dominantes no han parado sus agresiones a nivel económico en contra del pueblo. Primero, para evitar que se eligiera a Petro como presidente; segundo, ahora como método contrarrevolucionario, para tumbar al mandatario y que la gente abrace y bese sus antiguas cadenas.
Durante el Paro Nacional, la oligarquía que había gobernado por 200 años comprende que su hegemonía política se está desmoronando y acude a la guerra económica para intentar evitar su caída y la llegada de Petro a la Casa de Nariño. Desatan la especulación, el desabastecimiento y el pánico económico en los grandes medios de comunicación, que hacen parte de los mismos monopolios de alimentos, la banca, etc. Sin embargo, el pueblo no se doblega. Sigue la lucha y apoya aún más a Petro. La oligarquía pierde las elecciones y la guerra económica ya no es para evitar el triunfo electoral del líder del Pacto Histórico, sino para sacarlo del poder lo más pronto posible. Tanto así, que podría asegurarse que la guerra económica es una de las fases de la explosión controlada para transitar el gobierno de cambio sin mayores transformaciones reales. Es decir, la derecha no hace oposición política, sino que promueve la desestabilización económica del país para volver al poder.
Como hemos señalado, este hecho es tan antiguo como las mismas revoluciones, porque es uno de los métodos más efectivo para acabar con ellas. Los jacobinos, durante la Revolución Francesa enfrentaron este tipo de agresiones financieras, como la inflación inducida, que al final terminaron sacándolos del poder. Durante la Revolución Rusa, el país eslavo tuvo que enfrentar una guerra económica para evitar el desmonte del feudalismo y la industrialización del país. Los terratenientes optaron por matar sus animales y quemar sus cosechas, antes que aportar al progreso nacional. La Revolución Cubana lleva demasiadas décadas presa del bloqueo inhumano de EEUU. A Venezuela le robaron su oro y sus empresas por decidirse a emprender un camino soberano hacia el socialismo. Ahora, en Colombia, la oligarquía ha desplegado una serie de trampas en contra de la economía del país, para minarla y poner a la población en contra del proceso de cambio y su gobierno.
La guerra económica en Colombia tiene dos partes. Una es mediática y puramente propagandística. La otra es una serie de hechos reales que intentan dañar el funcionamiento del país. La propaganda de la derecha consiste en presentar al presidente Petro como el mayor de los males, causa de todas las desgracias habidas y por haber. Esto se enmarca en el discurso anticomunista de siempre, que culpa a la izquierda por los males económicos de cualquier país, obviando cualquier análisis lógico. Por ejemplo, en Colombia culpan al nuevo gobierno por todos los males que dejó el desgobierno de Duque. El caso más reciente es el de la alta inflación de 2022, año en que la derecha gobernó en su mayoría de meses. Pero la propaganda consiste en culpar a Petro por los males heredados. Lo mismo se ha hecho con el dólar. El aumento de la divisa ya venía desde el periodo pasado y se agravó por la venta de las reservas de oro del Banco de la República en manos del uribismo y la inmensa deuda de Duque. Pero la propaganda mediática culpa a Petro cínicamente.
En cuanto a las acciones reales para minar la economía del país y sabotear las reformas estructurales del gobierno popular, se encuentran varias, que ya venían desde el Paro Nacional y de la posibilidad inevitable del triunfo por primera vez de la izquierda. Estas son: la especulación de precios de productos básicos, las tasas de interés por las nubes, el pánico económico, etc. El pueblo ha quedado asombrado al ver cómo algunos bienes de consumo de primera necesidad no paran de subir, sin ninguna razón lógica detrás. La verdad es que sí hay una causa y es el propósito de desestabilizar al gobierno, al hacer que la vida de los ciudadanos sea insufrible. Las altas tasas de interés han demostrado que no ayudan a controlar la inflación, que tiene que ver más con la importación a costa de la producción nacional. Pero el Banco de la República uribista estrangula la economía, enriquece a los banqueros y ahoga a la producción local porque no tiene acceso a créditos justos. El pánico económico de los grandes medios y voceros de la derecha a diario, que culpan al gobierno hasta por las consecuencias de la guerra en Ucrania o por el déficit que dejó la derecha en el fondo de la gasolina y otros combustibles.
La única respuesta y solución frente a la guerra económica es la misma revolución. El proceso de cambio debe avanzar para evitar sucumbir. La forma de combatir las conspiraciones de los enemigos del cambio consiste en transformar el modelo económico y productivo del país. La mejor defensa es un buen ataque. El común denominador de los puntos débiles de Colombia tienen que ver con su aparato productivo, sometido y contenido por el modelo neoliberal, que ha privilegiado la importación. La mejor forma de combatir la inflación es con la producción nacional. La manera más efectiva de fortalecer nuestra moneda es con el trabajo y la creación de una riqueza sustentada en la economía real. El método más práctico de contener los embates de la guerra global consiste en ser autónomos. Si el pueblo quiere salir avante, no lo puede hacer sometiéndose a los verdugos de toda la vida. Tiene que vencerlos en este terreno económico, así como lo hizo en las urnas. Y esto lo hará con esfuerzo, trabajo, inventiva, organización, respaldando a su gobierno popular y con un sistema productivo pujante.
Manuel Beltrán.
Es hora del Pais recuperar su autonomía económica y social lo lograremos pero unificados como pueblo y resistir y hayudar al gobierno no criticando si no aportando nuestros conocimientos y trstantabdo de luchar no von guerras si no con ideas ahora o nunca este país tiene que cambiar sigamos luchando doportanrando los embates de la clases políticas y corruptas fe y confianza en Dios el cambio viene pir que viene 💪 adelante pueblo unido hagas será unido