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EXTERMINIO EN GAZA

  • Foto del escritor: Manuel Beltran
    Manuel Beltran
  • 15 oct 2023
  • 4 Min. de lectura

No hay ninguna guerra entre Israel y Palestina. Lo que el mundo presencia estupefacto es una operación planificada para exterminar y desterrar a los palestinos de Gaza. En el mismo Israel han estallado manifestaciones contra el gobierno de extrema derecha, que no hizo nada para detener el brutal ataque de Hamas. La única explicación lógica a la "falla" de los servicios de inteligencia y a la total desidia con la que se enfrentó la arremetida de la milicia es que se permitió deliberadamente para tener una excusa y bombardear y destruir La Franja. De inmediato Israel ha comenzado una serie de ataques aéreos indiscriminados contra objetivos civiles, que se presentan por los medios como "centros aliados a Hamas", ya sea una universidad o un hospital. Israel piensa que tiene total impunidad, con el amparo de EEUU, Europa y sus medios de propaganda y comunicación. El relato oficial dicta que Israel tiene permitido cometer cualquier vejación en nombre de una autodefensa sin límites. Las potencias occidentales han viajado hasta Tel Aviv a dar muestras de una cooperación total, sin ninguna exigencia por el respeto al derecho internacional o condena a los crímenes de guerra. Han llegado a prohibir en sus propios países las multitudinarias manifestaciones en apoyo a Palestina, incluso han vetado la exhibición de su bandera. Pero la brutalidad de los sionistas ha sido tan evidente, tan descarada y abyecta, que ese relato oficial hace agua; la mayoría de la humanidad está con Palestina, incluso en los dominios del imperialismo occidental. Cada vez son más las voces que denuncian abiertamente que lo que sucede es un genocidio con todas sus letras; un exterminio que quiere ser ocultado y camuflado como lucha contra el terrorismo.


Como el presidente de Colombia ha roto con ese discurso hegemónico, ha sido blanco de múltiples ataques, desde medios internacionales, hasta medios colombianos, afines al sionismo. Para Colombia no es ajeno lo que sucede entre el Estado sionista y la ocupada Palestina. Colombia conoce de frente los métodos que usan los sionistas para sembrar el terror entre los palestinos. Mercenarios de Israel entrenaron a los paramilitares en el país neogranadino o estuvieron directamente involucrados en el exterminio de la Unión Patriótica. No es raro para nosotros ver la ejecución de civiles, que luego se presentan como supuestos "terroristas". Si en Gaza matan a los palestinos para presentarlos como miembros de Hamas, en Colombia mataban civiles desarmados para pasarlos como guerrilleros dados de baja en combate. Para nosostros no es extraño que se masacre a una población para instigarla a que abandone su territorio y robarle la tierra. Cuando Israel le da un ultimátum a los palestinos para que abandonen Gaza, recuerda el desplazamiento forzados de cientos de miles de campesinos en Colombia. El papel de los medios también es similar. Durante la peor época del paramilitarismo en Colombia, los medios hacían lo posible por idealizar este fenómeno, lo justificaban y entrevistaban a sus cabecillas como guerreros, incluso héroes. Hoy, los medios han intentando ocultar y justificar la extrema sevicia del ente sionista contra Palestina. Recién ocurrió el atentado de Hamas se encargaron de difundir todo tipo de mentiras para alimentar el odio contra los residentes de Gaza, como si todos fueran miembros de Hamas. Lo mismo pasaba en Colombia cuando comunidades enteras eran acusadas de colaborar con la insurgencia. El presidente colombiano, que siempre ha denunciado el paramilitarismo, no podía ponerse del lado de los que entrenaron a esos mismos paramilitares, sería la contradicción más grande de todas.


Otra de las posturas que asumió el Gobierno Popular y que fue atacada por los sionistas y sus cómplices fue la comparación de los crímenes contra el pueblo palestino con el holocausto cometido por los nazis durante la segunda guerra mundial. Sin embargo, las semejanzas saltan a la vista. Así como los nazis justificaban sus horrendos crímenes con el cuento de ser una raza superior, los sionistas se excusan con propaganda mística, que les asigna un destino manifiesto donde son el único pueblo elegido por Dios. Según sus delirios, la invasión y ocupación de Palestina es un mandato divino. Este aspecto ha sido decisivo para buscar el apoyo en Occidente, a través de una manipulación del antiguo testamento, donde a los cristianos se les intenta convencer de estas ideas rebatidas por el nuevo testamento; Jesús acabó con esa idea del pueblo elegido y abrió la comunión para toda la humanidad. Por ello, es muy contradictorio que los cristianos apoyen esa masacre, como si hubiesen sido arrastrados por el pensamiento de las cruzadas irracionales, un guerra religiosa promovida por profetas falsos. Otro aspecto similar con los nazis es el intento por borrar a los palestinos del mapa, una limpieza étnica que se expresa en la expulsión de la franja de Gaza a punta de bombardeos, incluso, con armas prohibidas como fósforo blanco. La destrucción de Gaza ha recordado, inequívocamente, la destrucción del ghetto de Varsovia a manos de los nazis. Los palestinos tienen un nombre para su propio holocausto, NAKBA, desastre o catástrofe, para referirse al éxodo y exterminio a los que fueron sometidos desde la llegada de los colonos israelíes.


Aunque toda esta barbarie se ha intentado vender únicamente como un conflicto étnico y religioso, la verdad es que va mucho más allá de eso. El componente geopolítico es el verdadero motor de esta lucha. Otro país de Latinoamérica que ha sido atacado por no dar su apoyo irrestricto a Israel es México. Pero cómo podría hacerlo, si el método de robar tierra mediante colonos fue el mismo que utilizó Estados Unidos para quitarle medio país en 1848. Los colonos, especialmente en Texas, se adueñaron de tanto terreno, que desataron la guerra. Obviamente, la diferencia militar entre ambos países determinó el resultado posterior. En Sudáfrica, por ejemplo, también respaldan a Palestina porque el apartheid que sufren los palestinos recuerda al de los sudafricanos a manos de los anglosajones ocupantes. La de Palestina es la lucha del llamado sur global frente a los imperios coloniales que aún persisten. Estamos ante otro episodio de la disputa entre el viejo mundo unipolar, encabezado por Estados Unidos, y el naciente mundo multipolar. Palestina es el siguiente episodio al de Ucrania. El presidente Petro lo anunció en su discurso de la ONU, mientras todo el mundo esperaba que el polvorín se prendiera en la África insumisa. El imperialismo occidental se niega a perder su hegemonia y se ensaña con el eslabón más débil del mundo multipolar: Palestina. Pero las intenciones parecen estar dirigidas a desatar una guerra regional que involucre a Irán. La amenaza de una tercera guerra mundial cada vez cobra más fuerza.


Manuel Beltrán.

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