
DE LA RUTA DEL SOL A LA RUTA DE LA SEDA
- Manuel Beltran
- 20 may
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 24 may
Maldito el hombre que confíe en la oligarquía
La misma élite que se opone hoy a las reformas fue la que hizo trizas la paz mediante un entrampamiento y también protagonizó el escándalo de corrupción y muerte más grande de la historia del país, aún impune: Odebrecht. La carretera de la ignominia y la muerte recibió el nombre de la Ruta del Sol, que acabó con el envenenamiento (casi público) de los Pizano por haber denunciado estos hechos. Esa Ruta del Sol no solo representó el apetito voraz de una oligarquía insaciable; también simbolizaba el sometimiento de todo un pueblo ante una mafia capaz de borrar del mapa a cualquiera que se le interpusiera.
Esa Ruta del Sol también representaba el aislacionismo de una élite que separó a Colombia del resto de la humanidad para cometer contra ella cualquier vejamen o crimen. No importaba que en todos los países de la región cayeran presidentes por los hechos de Odebrecht, en Colombia la oligarquía seguía campante, aun con las manos manchadas de sangre. De allí que esa misma oligarquía hiciera todo lo posible para impedir que el país saliera de su cueva y se uniera al mundo. De allí que los monstruos de la Ruta del Sol hicieran todo lo posible por dañar el ingreso a la Ruta de la Seda, la cual simboliza todo lo contrario a la decrépita casta colombiana: progreso, humanidad y comunidad. Una Colombia que ya no estará aislada del mundo, sino que será parte de la vanguardia de la humanidad, no podrá ser ultrajada como antes.
¿Cómo puede el pueblo colombiano, entonces, creer en las falsas promesas de la oligarquía sobre la reforma laboral, la cual ha revivido gracias a la apelación y el miedo a la consulta popular, ambas impulsadas por el gobierno de cambio? Aquí haremos un recuento de varios hechos que han marcado estos días de abril y mayo, del año 2025, que demuestran claramente que el pueblo no puede confiar en las falsas promesas de la oligarquía. En realidad, será un compendio de jugadas sucias protagonizadas por la élite y que comprueban que el pueblo debe seguir su camino hacia su liberación. No puede renunciar a la consulta ni a la movilización ni a dar la lucha por la apelación; debe dar la batalla en cada tablero.
Los discípulos de Goebbels
Fracasado el juicio político por los embustes que se construyeron alrededor de la campaña, además del desgaste a causa de tanto uso del complot de la UNGRD, la oligarquía no quiso renunciar a la idea de tumbar al presidente de la República. Tal vez por falta de imaginación o a causa de la desesperación, la oligarquía tomó el camino más repugnante posible: el linchamiento mediático, mediante calumnias, para desatar un juicio político. Se basaron en el chisme ridículo que han tratado de imponer como verdad desde que arrancó el gobierno. Un chisme que habla más de la oligarquía que del mismo presidente. La acusación de adicción solo nos revela a una oligarquía arcaica, arribista y, en especial, sin un proyecto de nación que ofrecerle al país. Pero los medios, propiedad de esa oligarquía, hicieron un festín de propaganda sucia, al mejor estilo de los nazis. Fracasaron, el pueblo no cayó en una trampa puesta a la desesperada. De hecho, le sirvió al presidente para develar la intromisión de los gringos en los asuntos del país, con el fin de desestabilizar su gobierno constitucional. Los gringos siempre han estado detrás de los ataques al gobierno popular y de los intentos por derrocarlo. EEUU no ve con buenos ojos la nueva independencia de Colombia y aspira al retorno de sus cipayos a la Casa de Nariño.
La Cancillería de los gringos
El nuevo complot, las cartas chismosas de un excanciller viudo de poder, no solo revelaron las injerencias de EEUU, también los intentos que se llevaron a cabo para evitar la entrada de Colombia a la iniciativa de la Ruta de la Seda y el acercamiento a China. Se comprobó así que la Cancillería siempre había actuado como un foco de sabotaje contra el gobierno popular, hecho que ya se había notado con el tema de los pasaportes y las relaciones con ciertos países, especialmente con Venezuela. La Cancillería velaba por los intereses de EEUU, no de Colombia. Una vez liberado el DAPRE de los agentes de la oligarquía (o bueno de casi todos, porque ya hablaremos de otro caso de entrampamiento en los últimos días), la oligarquía parece haberse resguardado en el antiguo Palacio de San Carlos. Una imagen poderosa porque la representa a las mil maravillas. El antiguo Palacio de San Carlos representa como nada el pasado, al antiguo régimen, en el cual la oligarquía gobernaba sin objeciones. Es una imagen poderosa porque muestra a una oligarquía expulsada de la Casa de Nariño y que corre a resguardarse bajo las naguas de sus amos del norte. Aún así, hasta el último instante se intentó torpedear el acuerdo con China; se hizo un cambiazo en el documento a firmar para que quedara como un acuerdo menor. Sin embargo, la conspiración fue contenida; la Casa de Nariño se impuso sobre la Cancillería yankee. Colombia no solo entró plenamente a la Ruta de la Seda, también pidió su adhesión al banco de desarrollo de los BRICS. Claramente, esto es un parteaguas en la diplomacia colombiana.
Nueva consulta
Ahora, hablemos del otro complot al que hicimos alusión hace unos instantes, mientras el presidente llevaba a cabo su periplo por el gigante asiático. Misteriosamente, apareció un decreto, supuestamente firmado por el presidente, designando al ministro del interior las funciones presidenciales mientras se daba el viaje a China. El presidente de inmediato desmintió a los medios. Pero estos insistían y empezaron a elucubrar una conspiración que dejaba mal parado al gobierno; con la intención de poner en la palestra a tres funcionarios: la directora del DAPRE, el nuevo secretario jurídico, que ya se enfilaba hacia ministro de justicia, y al ministro del interior, que tenía que enfrentar el debate de la consulta en el senado. Resulta obvio, una semana después, que el propósito era presentar este hecho como una afrenta al presidente para que la oligarquía pudiera retomar el DAPRE, impedir la llegada del nuevo ministro de justicia y sacar al ministro del interior para hundir la consulta. Fracasaron, menos en lo de hundir la consulta; claro, la consulta anterior porque el gobierno ha radicado otra. Las razones para esto son obvias: primero, porque el fraude en el senado fue vulgar y evidente; segundo, porque la oligarquía apenas empieza a darse cuenta de que perdió con la apelación y va intentar hundir nuevamente la reforma, deformándola al punto de convertirla en una contrarreforma para que el gobierno se vea obligado a retirarla, como pasó con la reforma política o de la educación; tercero, porque el gobierno hace bien al incluir nuevas preguntas sobre la reforma a la salud, la cual también va ser hundida miserablemente en la comisión séptima del senado, sin dar el debate, en la agonía de enterrarla por falta de trámite.
Nueva amenaza
Ante una oligarquía tan rastrera, el pueblo no debe caer nuevamente en cantos de sirenas. Así como en la política exterior se impuso la voluntad del pueblo, en política interna debe hacerse lo mismo. De allí que el pueblo no renuncie a la movilización organizada. No puede bajar los brazos, así gane este pulso en la apelación y la nueva consulta. La mafia ya amenaza con hundir la reforma pensional en la Corte Constitucional y descabezar la Fiscalía General. Esta oligarquía no desistirá en la opresión a este pueblo, que cree de su propiedad, hasta que no sea totalmente derrotada.
Manuel Beltrán
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